Disfruten el cuento, ojalá les guste. Redacten cuentos surrealistas, son divertidos.
"La lectura no es aburrida, comprendiéndola es divertida" Kapry
LUNA
Alicia comía y al mismo tiempo pensaba en el pavor que le provocaba la oscuridad cada vez que ésta aparecía en su habitación.
Ella vivía en un pueblo tranquilo, su casa estaba rodeada de flores color violeta y azules . Cerca de su casa había un parque con juegos para divertirse. Tenía árboles frondosos en donde vivía una gran cantidad de pájaros que alegraban con sus trinos a las personas que acudían hasta este lugar.
Alicia frecuentaba este parque, ahí se divertía y también olvidaba el gran pavor que sentía ante la oscuridad cada noche intranquila. Esas noches en que no se puede conciliar el sueño, que no se puede dormir y que se está sin encontrar una posición cómoda en la cama.
Durante algunas tardes ella jugaba con sus amigas en el parque cercano a su casa.
En esa noche cuando Alicia regresó a su casa cenó en compañía de sus padres. Después, mientras descansaba profundamente en su cama, sintió unas manos que rodeaban su cuello. Eran unas manos heladas, dedos delgados y unas uñas largas.
Pensó que era un sueño y no abrió los ojos. Esperó a ver qué sucedía. Sintió nuevamente esas manos largas y frías que la estaban ahogando. Abrió los ojos, ¡no era un sueño !. Frente a ella estaba la oscuridad vestida con un traje negro brillante y una sonrisa malévola.
Alicia temblaba y sentía cómo unas gotas de un sudor frío resbalaban lentamente por su frente ante la impresionante figura que estaba frente a ella esa noche.
Con mucha dificultad logró hablar para peguntarle a este ser: —¿quién eres?, ¿qué quieres ?.
—Soy la oscuridad y te llevaré a mi mundo, a la oscuridad y vivirás a mi lado para siempre. ¡Me perteneces!.
Haciendo un gran esfuerzo, Alicia logró pronunciar lo siguiente: — ¡Claro que no!, ¡Claro que no! ---
Y la oscuridad se esfumó y Alicia se quedó dormida sin saber cómo.
Al día siguiente el sol se asomó por su ventana, sus manos doradas tocaron el rostro de Alicia. Ella se despertó muy tranquila y alegre por ver la luz del sol.
Rápidamente Alicia se levantó y se arregló su cabello. Le pidió al sol que aún no se fuera porque tenía que contarle sobre lo que pasó esa noche terrible.
—¿Sabes?, estoy muy preocupada porque anoche visitó este lugar la oscuridad, ella me causa mucho temor. Me acorrala y me dice que casi soy parte de su mundo. Dice que me llevará a su reino de oscuridad, ¡que casi le pertenezco!.
—No tengas miedo princesa.—dijo el sol a Alicia. —Yo te cuidaré de una u otra forma.
—¿De qué manera?— preguntó Alicia.
—Déjalo de mi cuenta. Eso será una sorpresa—Dijo el sol muy sonriente.
—Pasaron algunas noches. Eran muy inquietantes para Alicia porque temía que en cualquier momento llegara la oscuridad para terminar lo que había dejado pendiente: llevársela a su reino de oscuridad.
Aunque el señor sol le había prometido ayuda en esas noches intranquilas, tampoco había recibido noticias de él.
Una de esas noches, cuando Alicia ya pensaba que la oscuridad no regresaría, sintió nuevamente esa corriente fría y esa sensación de escalofrío, miedo, hasta llegar al terror. Sintió nuevamente esas manos frías recorriendo su cara. No deseaba abrir los ojos y pensó en su amigo, pensó en el sol. Se preguntaba qué había sucedido, por qué no había obtenido esa sorpresa que le había prometido.
De pronto, escuchó que tocaban su ventana. Escuchó una dulce voz que la llamaba.
— Alicia, ¿dónde estás?. Ven aquí, acércate a la ventana. Mira hacia afuera.
Venciendo sus miedos por la oscuridad a quien tenía enfrente. Se levantó de la cama, corrió hacia la ventana y vio a través del vidrio que una luz entraba. Era una luz clara, tenue, suave, pero suficiente como para iluminar la habitación de Alicia.
Ella se sintió más segura y poco a poco recobró la tranquilidad.
Volteó a ver hacia donde estaba la oscuridad quien al ver a Alicia segura, tranquila, no le quedó más que reconocer que ella ya no tendría más miedo. Así que sin más remedio y un tanto molesta, la oscuridad tuvo que irse de la vida de Alicia. Buscaría otro niño a quien molestar y atemorizar.
Alicia se quedó contemplando esa luz que le había dado seguridad, tranquilidad, libertad. Esta era la sorpresa que el sol le había enviado. Era la luna que aparecería cada cierto tiempo para iluminar las noches de Alicia.
Al siguiente día Alicia vio a su amigo el sol y le dijo: —Gracias por enviar a mis noches intranquilas y llenas de miedo a tu amiga la luna.—El sol sonrió y le guiñó el ojo.
Autores:
Kenia Sánchez Llanas
Pricsila Guadalupe García Rdz.
Abel Macedonio Salazar Hdz.
Roberto Carlos Aguilar Robles
Yazmin Fernández García
Ruth Nolasco Villanueva
KAPRY
ESCUELA SECUNDARIA TÉCNICA 76
"PROGRESO DE LA REVOLUCIÓN
2° A
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